viernes, 29 de mayo de 2015

Línea y punto seguido



Hay una línea que separa casi todo. A veces es una membrana, otras un alambre de pinchos y otras un borde que te coloca directamente ante el abismo.
El límite entre la naturalidad  y la mala educación, entre ser agradable o resultar un payaso,  ser culto o un pedante.  Hay líneas que separan  mi libertad de la tuya.
Fronteras de mierda entre pueblos, como si ser pueblo fuese algo.
Parece que todo va de levantar muros y de horadar la tierra creando vacíos.
No encajas, no sirves, no cumples los requisitos, te falta esto, te sobra lo otro.
Eres de los nuestros.
Catalogar, clasificar, enjuiciar, no mezclar, proteger una esencia inesixtente.
El orden de los cojones,  planificar y cuadricular ciudades, levantar líneas en el espacio que se han convertido en cubos, depósitos  de insatisfacción. Refugios en los que seguir tensando cuerdas que se rompen y deshilanchan creando nuevos límites.
A mí me gustan las líneas curvas, las sinuosas, las que desaparecen como el Guadiana, las que, como el horizonte, existen por ser pura fantasía.

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