Hoy vuelvo a coger la
pluma, la pluma inagotable de fracasos, de borrones y nuevas cuentas, que nunca son tan nuevas.
No es una pluma de ala,
es una pluma gris, casi negra, que no se extingue sino que se multiplica en
piedras azules.
Es una pluma maldita
que me hechiza, me atrapa y que llevo clavada, hincada.
Es
una pluma pesada, huracanada, agónica, flamenca.
La
pluma del indio indomable que mira a sus muertos en la llanura.
Vuelvo
a ella rendida, con deseo, altiva.
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